El kéfir se originó hace miles de años, cuando los viajes se hacían a pie o en animales y la leche de cabra se transportaba en zurrones. En uno de esos viajes la temperatura, el movimiento y algún elemento externo hicieron que la leche se sufriera una trasformación a un nuevo alimento, con un sabor diferente y muy especial. Se descubrió que este nuevo alimento tenía unas propiedades extraordinarias para la salud y era una valiosa fuente de probióticos, lo que hizo que se propagara por multitud de sitios y de generación en generación.

¿Qué es el Kéfir?

El kéfir es un derivado lácteo que proviene de una modificación de la leche por una doble fermentación controlada, se podría decir que es parecido al yogur, pero con una elaboración diferente, ya que los elementos utilizados no son los mismos en ambos alimentos.

Tipos de Kéfir

El kéfir normal es el que hemos definido con anterioridad, pero como en todo lo que genera dinero, y la venta del kéfir lo hace, existen variantes:

• Kéfir de coco, cuyo ingrediente principal es el agua o la leche de coco.
• Kéfir de agua, se elabora con agua o con el zumo de alguna fruta ya que el azúcar de la fruta es el sustrato que se necesita para la fermentación.
• Kéfir de arroz, elaborado con bebidas de arroz.
• Kéfir de soja, realizado con bebidas de soja.

Beneficios y propiedades del kéfir

Las propiedades kéfir son infinitas para nuestro cuerpo, las más conocidas son las propiedades antioxidantes, las inmunomoludadoras y las digestivas. A continuación, os detallamos un poquito más:

• Contribuye al equilibrio de la microbiota
• Potencia la salud digestiva por:
  • Ayuda a recuperar la flora bacteriana si has sufrido alguna infección.
  • Fortalece la función digestiva.
  • Potencia el equilibrio de la flora intestinal.
  • Interviene favorablemente en caso de padecer enfermedades digestivas crónicas como la enfermedad de Crohn o la colitis ulcerosa.
• Ayuda a nuestro cuerpo a protegernos frente a hongos y bacterias, algunas de ellas muy agresivas con consecuencias virulentas.
• Favorece el funcionamiento del sistema inmune de nuestro cuerpo.
• Puede actuar favorablemente sobre enfermedades cutáneas como la psoriasis, dermatitis o acné.
• Puede contribuir a mejorar cuadros de asma o alergia.
• Incluso existen estudios que indican que impide el crecimiento de las células tumorales.

Como todo producto, el kéfir también tiene sus contraindicaciones, ya que no es acto para todos los públicos al menos no en la misma medida.

• Si eres una persona con intolerancia a la lactosa o con el estómago sensible te aconsejamos tomar kéfir elaborado con agua o con otro tipo de elemento principal que no sea la leche o que lleve fermentando más de 24 horas para que el efecto en el cuerpo no sea de laxante.
• Por otro lado, las personas con tratamientos inmunosupresores por trasplante o enfermedades autoinmunes como lupus, artritis reumatoide o colitis ulcerosa y las personas con afección de intestino permeable deberían evitar la toma de este alimento tan milagroso, ya que podría suponer perjuicio y peligroso para su salud.