En este artículo queremos informar a nuestros lectores sobre el protocolo de fallecimiento hospitalario, ya que, aunque la muerte de una persona es algo muy delicado, todos queremos saber que sucede cuando alguien a quien queremos nos deja para siempre: ¿Qué hacen con ellos? ¿Cómo los tratan? ¿Se habrán seguido todas las pautas administrativas y de higiene?
Estas son preguntas que nos hacemos en estos momentos por el nivel de estrés, angustia, impotencia y dolor en el que nos encontramos, pero no podemos olvidar que para los sanitarios también es doloroso perder a nuestros seres queridos, ellos les cuidan, les sacan sonrisas, les animan y su trabajo es salvarlos, aunque a veces no sea posible, por lo que no debemos descargar nuestra rabia e ira sobre las personas que han intentado que los últimos momentos de nuestros familiares fueran lo más agradables posible.
Pasos del protocolo de fallecimiento en el hospital
Lo primero que se hace según el protocolo de fallecimiento hospitalario en el momento en que alguien fallece es llamar a un médico para que certifique la muerte. ¿Y cómo se hace esto? El enfermero o medico realiza un electrocardiograma donde lo que se observa es que la persona ya no tiene latido.
Una vez certificada la muerte se procede a rellenar toda la documentación de defunción pertinente.
En caso de que la familia no esté presente en el momento de la muerte del paciente se les llama informando de la triste y dolorosa noticia.
A continuación, según el protocolo de fallecimiento hospitalario, cuando hayan llegado los familiares, en caso de que no estuvieran, o estén algo más tranquilos se les pide permiso para proceder a retirarle las joyas, efectos personales, sondas y todo lo que llevase durante el ingreso. Lo único que se le deja es el pañal debido a que muy a menudo tras el fallecimiento los esfínteres se relajan y se producen escapes.
Una vez realizado todo este ritual se deja el cuerpo lo más “apañado” o normalizado posible para que así la familia pueda verlo y despedirse.
Pasado un tiempo prudencial, que suelen ser 1 o 2 horas aproximadamente, el cadáver se mete en un sudario para ser trasladado a la morgue del hospital por un celador.
Aquí acaba lo que es el protocolo de fallecimiento en el hospital, una vez sale de la morgue va directamente al tanatorio, se suele celebrar una eucaristía por nuestro fallecido y pasadas las horas estipuladas y ya por último se realiza la incineración o sepelio, aunque estas acciones van a cuenta de la funeraria encargada de ello ya sea a través del seguro de decesos o por contratación privada al no tener contratada ninguna póliza de defunción.
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